Viviana Gibelli: "Estoy felizmente embarazada"


"Tengo muy buenos momentos siempre, pero éste es extraordinario"

Viviana Gibelli se siente grande, y no precisamente por las dimensiones que hoy alcanza su humanidad que, a decir verdad, sólo ha cambiado por el tamaño de su barriga. La chica que debutó como miss en el mundo del espectáculo y luego tomó la senda de la actuación y la animación ha sido alcanzada por el "baby boom" que tanto ruido genera. A los 40, esta descendiente de padres italianos y cubanos está a punto de abrazar la maternidad. Un deseo anhelado por mucho tiempo y que se verá cumplido dentro de poco.

Ni trillizos ni mellizos como hubiese querido, Viviana espera por una niña, que en su primer eco ya le hizo una tremendura y que ella mima desde mucho antes con música, esencias y mucha plática. Paciente y emocionado, el chef y padre de la criatura, David Akinin, espera también por la llegada de la criatura que dará a la animadora la primera foto de su familia.

-¿Qué ha sido lo más sabroso de estar embarazada?

-Ha sido un cambio positivo. Un cambio que yo me procuré. Estaba preparada para ver la transformación de mi cuerpo, así que disfruto cada centímetro que me estiro. Vivir esto ha sido emocionante. Saber que por fin tengo una vida dentro después de desearlo tanto es algo que todavía no me creo. Por eso es no quiero que se termine. Me encantaría que el embarazo durase otros meses más. Estoy felizmente embarazada y siento que se me ha pasado rapidísimo.

-¿Por lo anhelado?

-Porque es hermosísimo. Las cosas maravillosas te pasan muy rápido. Hace nada que quedé embarazada y ya voy a dar luz en abril. Es muy rápido. Ahora, lo que más me ha costado es bajar el ritmo. Yo que soy todoterreno, veo que el cuerpo no me deja. Me canso, me fatigo. Y si me excedo, me pasa factura y tengo que pedirle disculpas a la bebé. Ya hemos tenido conversaciones al respecto. Creo que ella va a ser igual que yo. Ya la vi en el eco y tiene mi personalidad.

-¿Ha puesto en práctica los consejos prenatales?

-Todos. Oigo música clásica y le hablo mucho. Me baño con muchas esencias para que ella las huela, aunque no sé si le llega en verdad. Pero no la fastidio todo el día. También le doy sus dosis de agite, porque es inevitable y le explico en la barriga de quién está.

-¿Hizo el curso prenatal?

-No lo hice. Creo que voy a dar a luz por la vía normal. El médico me dijo que lo podía hacer. Pero eso lo determinarán los días previos. Hay mujeres que ya se programan por cesárea, pero yo no estoy obligada. Obviamente es menos doloroso, pero a mí me encantaría parir. Es más rápido y yo que he traído bebés al mundo considero que es bellísimo. Además, te recuperas mejor. Eso sí, no me lo imagino.

-¿Ya preparó la cámara?

-Tengo la cámara lista, las células madre, todo... pero yo, que soy tan planificada, me imagino que habrá mucho que no sabré controlar en el momento. ¡Qué sé yo cómo voy a reaccionar cuando me den los dolores! Con el embarazo me he dado cuenta de que no controlo nada. Ha sido un gran aprendizaje. Ni siquiera pude controlar el momento en que iba a salir embarazada, porque ese control absoluto lo tiene Dios. No es cuando uno quiere, es cuando te toca.

-Le tocó en este momento...

-Estoy en mi mejor momento. Yo siempre he tenido buenos momentos, pero éste es extraordinario. Estoy más llena de energía, llena de vida, más chama que antes. Creo que estoy mejor que si tuviese 30 años. Además, a la gente le ha encantado que esté embarazada. La gente está conmovida con mi barriga. Los chamos y los señores se me acercan y me dicen: "¡Son tus bebés!". ¡Se quedaron con la idea de que serían trillizos! Y las mujeres se me acercan y me dicen: "Si tú pudiste, yo puedo". Me parece tan normal que una mujer a los 40 años pueda tener familia, tener un hogar, trabajar, ser ejecutiva. Yo me vi con un especialista en fertilidad y no tuve problemas. En Hollywood ahora todas tienen sus bebés después de los 40 y siguen con sus vidas y sus carreras. Esta edad es maravillosa para tener hijos.

-¿Qué se siente tener finalmente su propia familia?

-Creo que es una recompensa. A veces me preguntaba por qué no me llegaba si siempre lo había querido. Muchas veces me he sentido como la que protege, la que cobija, aconseja y da. La que tiene muchos críos. Como una matrona, pero creo que es una condición que te la dan los otros o naces con eso. Por eso pienso que sí, después de todo este tiempo, es una gran recompensa.

-¿Ha sido una madre egoísta con su barriga, o su pareja, David, ha tenido acceso a ella? ¿Cómo lo lleva?

-Él no se ha perdido un eco. Paralizo las cosas que tienen que ver con la bebé cuando él no está. Ha sido un compañero fabuloso. Y su compromiso ha sido total. Me complace en todo, me cocina cosas deliciosas, por supuesto, es chef. Entiende que estoy en un proceso hormonal delicado y se la cala. No creo que habría podido hacerlo con otra persona. Se comprometió desde que lo comenzamos a buscar. Y a todos les digo para que se animen: no es un proceso engorroso. Bueno, hay muchos que ya se animaron y por allí vienen unos cuantos bebés. Ya lo verás.

-Habló de los cambios hormonales, ¿cómo ha sido esa montaña rusa?

-Soy una mujer de mucha entereza, pero también soy blandita. Lloro de nada. El humor me cambia constantemente. David ha tenido que entenderlo. Está ahora con una mujer feliz, a quien le duelen las caderas y se cansa mucho. Eso sí, no deja de besar la barriga. Escuchamos a la bebé todas las mañanas con un aparatico especial. Más complaciente imposible.

-Bajar el ritmo durante nueve meses, ¿y después cómo ve el nuevo ritmo?

-No me veo frenada. Comienzo a trabajar a principios de marzo haciendo La Guerra de los Sexos con barriga y todo. Me parece bellísimo que la gente pueda compartir mi último mes de embarazo. Claro, no me voy a trepar en una cuerda ni mucho menos. En el canal están encantados con mi barriga y me cuidan un montón. No me veo retirada. Puedo ser profesional, esposa y madre. Ahora, como es natural, hay algo que te frena. Durante el embarazo es la progesterona, que te obliga a bajar el ritmo. Por supuesto, está la barriga, y después será tu hijo, que será mas importante que ir al cine o a una fiesta. O regresarás corriendo a tu casa porque tienes un motivo mejor para hacerlo.

Robert Andrés Gómez/EL UNIVERSAL

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